
1984
GEORGE ORWELL
GEORGE ORWELL
—¿Qué habéis hecho con Julia? —dijo Winston.
O'Brien volvió a sonreír.
—Te traicionó, Winston. Inmediatamente y sin reservas. Pocas veces he visto a alguien que se nos haya entregado tan pronto. Apenas la reconocerías si la vieras. Toda su rebeldía, sus engaños, sus locuras, su suciedad mental... Todo eso ha desaparecido de ella como si lo hubiera quemado. Fue una conversión perfecta, un caso para ponerlo en los libros de texto.
—¿La habéis torturado?
O'Brien no contestó.O'Brien volvió a sonreír.
—Te traicionó, Winston. Inmediatamente y sin reservas. Pocas veces he visto a alguien que se nos haya entregado tan pronto. Apenas la reconocerías si la vieras. Toda su rebeldía, sus engaños, sus locuras, su suciedad mental... Todo eso ha desaparecido de ella como si lo hubiera quemado. Fue una conversión perfecta, un caso para ponerlo en los libros de texto.
—¿La habéis torturado?
—A ver, la pregunta siguiente.
—¿Existe el Gran Hermano?
—Claro que existe. El Partido existe. El Gran Hermano es la encarnación del Partido.
—¿Existe en el mismo sentido en que yo existo?
—Tú no existes —dijo O'Brien.—¿Existe el Gran Hermano?
—Claro que existe. El Partido existe. El Gran Hermano es la encarnación del Partido.
—¿Existe en el mismo sentido en que yo existo?
Si existe algún texto que haya formado decididamente mi afición por la gran y triste literatura, desencarnada y abrumadora, 1984 es uno de ellos. Aún me estremezco
TM
1 comentario:
Una escritura tan descarnada y una lectura tan aterradora que te deja ese sinsabor, una desazón terrible.
Imprescindible.
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